En la actualidad podemos encontrarnos con multitud de formas de enseñar y aprender que no existían hace unos años. En en este post queremos hablaros acerca de las tres que continúan siendo las principales modalidades de formación que conviven hoy en día: la formación presencial, la formación e-learning y la formación mixta blended-learning.
Formación presencial
Hablamos de la formación tradicional, basada en el contacto personal y que permite que se establezca una relación directa entre la persona que forma y las que aprenden, al igual que estas entre sí.
Es la modalidad más extendida hasta el momento, fundamentalmente porque no contábamos hasta hace —relativamente— poco tiempo con los avances tecnológicos que hacen posible las nuevas formas de aprendizaje, pero esto no significa que sea la mejor opción. Hacemos un pequeño inciso para recordar que no existen buenas o malas modalidades de aprendizaje, sino que tenemos que encontrar aquella que mejor se adapte a nuestras exigencias en un determinado momento.
Si tuviésemos que hablar acerca de sus puntos débiles, la rigidez sería uno de ellos. Desde el inicio quedan establecidos una serie de elementos que no experimentarán ningún cambio, como son los horarios fijados, el lugar de impartición o los materiales de apoyo. También se plantea un único ritmo de aprendizaje para todas las personas que participan en la formación, lo que no suele resultar ni realista ni práctico. Además, se plantea una limitación en cuanto al número de participantes que en la formación e-learning queda resuelta.
Hablando de sus ventajas, no podríamos obviar el componente social. Si bien la comunicación a través de Internet es posible y tenemos nuestra disposición multitud de herramientas que nos permiten interactuar con nuestros compañeros o tutores, nunca va a ser igual que una interacción cara a cara. Esta suele fomentar la implicación de las personas en las tareas e incluso aumentar la creatividad y la motivación a través de los ejercicios en grupo.
Formación e-learning
A finales del siglo XIX surge la modalidad de formación a distancia como una alternativa a la formación tradicional, en parte como respuesta a las necesidades de aprendizaje de una sociedad más diversificada y con un nivel de profesionalización mayor.
La formación e-learning que tenemos a nuestra disposición hoy día es una evolución de esta formación a distancia en la que, por ejemplo, no existía la figura del tutor, las personas aprendían de forma pasiva y el trabajo colaborativo no existía, al igual que el aprendizaje mediado por TIC, elemento clave en e-learning.
La ventaja principal de los cursos e-learning es evidente; permite a aquellas personas que por circunstancias personales, sociales, geográficas o de movilidad les resultaría imposible desplazarse a un lugar concreto para aprender, hacerlo desde cualquier lugar que disponga de conexión a Internet.
Este tipo de formación incorpora sistemas de evaluación y recursos innovadores, tanto para el profesorado como para el alumnado. Ambos participantes deben adaptarse a un modelo diferente, lo que implica comportamientos diferentes.
El perfil docente se aproxima más al de un guía que debe garantizar la consecución de los objetivos, una figura más cercana a la del tutor. Ya no se encarga de exponer los contenidos, ahora debe coordinar los flujos de comunicación y asegurar el éxito de la formación.
El alumnado también debe actuar de forma diferente cuando el aprendizaje es e-learning. Ya no es un sujeto pasivo como en la formación presencial, la proactividad es necesaria para que pueda finalizar la acción formativa.
A diferencia de la formación presencial, el ritmo de aprendizaje no viene marcado por un plan de trabajo, sino que el alumnado lo gestiona de forma autónoma, con la ayuda de las tutorías. Esto, que a priori es muy positivo, tiene también su lado negativo y es que la tasa de abandono en e-learning continúa siendo bastante elevada. Los cursos deben saber captar la atención del alumnado como si de una buena peli se tratase e intentar mantener el nivel de motivación intacto hasta el final.
Las nuevas necesidades educativas han hecho que surja una tercera modalidad de formación que combina las dos anteriores.
Formación semipresencial o blended-learning
Sin duda una de las tendencias en auge en educación. El blended-learning o b-learning es un tipo de formación que busca sacar provecho de los aspectos más positivos de la capacitación presencial y la online.
Por un lado, el profesorado puede tener un contacto real con el alumnado, fomentando las relaciones personales y el trabajo grupal. En estas sesiones presenciales es habitual que se planteen acciones como clases magistrales o ejercicios en grupo.
Por el otro, la parte online es la encargada de flexibilizar el proceso de aprendizaje y acercar las tecnologías que completan la experiencia. Las personas participantes pueden acceder a los contenidos desde donde quieran y en el momento que elijan, contenidos como recursos audiovisuales, foros, chats, actividades o evaluaciones.
Esperamos que os haya parecido interesante este post. Más adelante os hablaremos sobre nuevas modalidades de formación, menos conocidas, pero que ya están transformando el mundo de la enseñanza.